miércoles, 1 de septiembre de 2010

Los Hippy-Loyas...

Ese era el nombre del grupo musical que salía en la película española 'Una vez al año ser hippy no hace daño'...Pues sí, todos hemos sido hippies alguna vez, ya sea porque nos hemos disfrazado de hippy (¿su vestimenta se considera un disfraz?), porque hemos apoyado la causa de las ballenas o los osos polares, porque hemos dicho no a la guerra, o porque hemos fumado un porro y nos ha entrado el rollo 'paz y amor'. También hay alguno que otro que no se habrá duchado en unos cuantos días...pero eso no es ser hippy, es ser un cerdo de cojones y un sinvergüenza, porque los demás no tenemos porque soportar como le canta el ala.

El caso es que los hippies como tal, los de los sesenta que estaban en contra de la guerra de Vietnam, ya no existen. En su lugar han surgido los hippy-loyas, chicos y chicas que van de hippies pero tienen más de gilipollas que de hippies. 

Están, por ejemplo, los de Greenpeace, que además de luchar por los derechos de los animales y la conservación de la naturaleza, tienen ideas absurdas como lo es la de proteger una mierda de hierbas altas y juncos que se encuentran en muchas playas españolas y de las que salen bichos realmente asquerosos que te pican y te tocan los huevos. Resultado; volver a casa con diez picaduras por culpa de unos cuantos caraduras que dicen que 'esa cosa' donde se acumula mierda, y de la que un día va a salir una vaca mutante, está protegida.

Luego, por lo visto, hasta existen hippy-loyas que viven en cuevas...como en la prehistoria. Desconozco si tienen casa o es que la tienen y prefieren vivir ahí, pero en cualquier caso me parece una cerdada porque como toda persona necesitan mear y cagar y el simple hecho de que lo hagan en la cueva o en el monte me perturba. Precisamente el ser cerdos, el vivir anclados en el pasado, creo que es la causa por la que hace poco unos cuantos de estos personajes, habitantes de una cueva, casi queman toda la Isla de Ibiza, en su intento por hacer un porro o quemar unos matojos para hacerse una pizza...A saber que cojones estaban haciendo...tanto proteger la naturaleza y casi mandan a la mierda uno de los parajes más bonitos de España.

Existen también otro tipo de hippy-loyas, los 'okupas' o 'perroflautis'*, que, en ocasiones, hasta 'okupan' casas habitadas, aprovechando que sus dueños están de vacaciones o ¡haciendo la compra! Y claro, ya de paso cambian la cerradura...Pero eso, claro, no es ser hippy-loyas....es ser un hippy-loyas cabrón, que es peor que hippy-loyas a secas.

Por último están los Piji-Loyas, una especie de Hippy-Loyas que van hechos unos guarros/as pero que tienen más dinero que el tío Gilito. Presumen de fumar porros, van todo el día empanados y llevan ropa estrafalaria, pero en realidad es porque no les gusta la etiqueta de ser pijos. En pocas palabras, van de rebeldes, pero no lo son en absoluto. Sin su Blackberry se mueren...

En definitiva, el decir "yo soy hippy", hoy en día, es una mentira tan grande como los pechos de Yola.

*: Dícese de la persona con un look raruno que toca la flauta, normalmente muy mal, siempre acompañada de un perro hambriento al borde de la muerte

No hay comentarios:

Publicar un comentario